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NEMROD TRADUCCIONES

Traducción de documentos jurídicos

de español a inglés

por Darius Grigg

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Inicio: Nuestros servicios

Especialista en traducción jurídica desde 2001

Acerca de mí

Nací y pasé mi infancia en Londres. Mi madre es española por lo que hablo español desde pequeño. Soy licenciado en derecho por la Universidad de Londres (1995), y luego hice un postgraduado en derecho en el Oxford Institute of Legal Practice. En vez de iniciar mi carrera haciendo prácticas en un bufete, pasé varios años enseñando inglés en España (Huesca y Zaragoza) antes de conseguir por fin la oportunidad que siempre había deseado: dejar atrás lo de dar clases de inglés y dedicarme a la traducción. En 2001 comencé a trabajar en la empresa de traducciones jurídicas Marsden Wirga & Asociados de Madrid, donde nos dedicábamos a atender a las necesidades de traducción de bufetes de abogados españoles e internacionales instalados en Madrid. Dicha empresa fue fundada en 1998 por Greg Marsden (abogado americano) y Frank Wirga (abogado inglés), anteriormente del bufete de abogados Armero. Con ellos realizaba traducciones para bufetes como Freshfields, Uría & Menéndez, Garrigues, Deloitte, Cuatrecasas, Ramón y Cajal, y otros clientes como Indra, Egeda, Ecoembes, la Asociación Española del Tabaco, Mapfre, y Bankinter. En 2005 Deloitte me ofreció la oportunidad de trabajar para ellos en su departamento de traducción, pero dije que no porque Greg Marsden se marchaba de Marsden Wirga & Asociados, lo cual me daba a mí la oportunidad de hacerme socio. De haber aceptado, hubiera trabajado en el edificio Windsor que semanas más tarde ardió por los cuatro costados. En 2008 la crisis económica sacudió el mercado, nuestro flujo de trabajo se desplomó, y nuestros precios se vieron presionados. Mi mujer estaba embarazada y decidí marcharme de Madrid para trabajar desde casa. Continué trabajando con Frank Wirga a distancia hasta que se jubiló, y desde que me fui de Madrid he logrado formar una cartera de clientes fieles ubicados en toda España, muchos de los cuales son agencias que me subcontratan sus traducciones jurídicas. No es tan glamuroso como lo fue en los buenos tiempos en Madrid, pero me gusta ser mi propio jefe. Siempre estoy abierto a nuevas oportunidades con clientes nuevos que buscan a alguien fiable, que siempre entrega un producto de calidad con puntualidad.

Qué ofrezco

La traducción al inglés de su documento jurídico español. Recibirá una interpretación fiel y clara del original, de la misma calidad que produciría el departamento de traducción interno de un bufete internacional de abogados.

A título ilustrativo y no limitativo (como se suele decir), traduzco contratos, estados financieros, condiciones generales, sentencias, estatutos sociales, declaraciones juradas, certificados, escrituras, demandas judiciales, poderes generales, acuerdos de confidencialidad, auditorías, testamentos, y mucho más, tanto españoles como hispanoamericanos.

Traduzco documentos en formato Word o PDF, y los devuelvo en formato Word o PDF, según me pida el cliente. No traduzco documentos Excel o PowerPoint.

Igualmente no traduzco currículos, no traduzco certificados de nacimiento / matrimonio / defunción, y no traduzco certificados académicos o médicos.

Si necesitas una traducción jurada, uno de mis compañeros de trabajo puede jurar mi traducción. De la misma manera, si necesitas una traducción del inglés al español, derivaré el documento a uno de mis experimentados compañeros de trabajo, y yo mismo verificaré el producto final antes de devolverlo.

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Cómo trabajo

Calidad

Mi misión es producir un documento tan bien redactado que nadie sabrá que es una traducción. Cualquiera que sea la calidad del documento original en español (y me toca ver de todo), yo haré lo que haga falta para redactar un documento en inglés que suene natural y que supere los problemas del original para crear el documento que el autor original hubiera querido. Esta tarea puede suponer reorganizar oraciones, clarificar ambigüedades (donde sea posible), cambiar el orden de las palabras para eliminar paréntesis innecesarios, corregir errores tipográficos, pasar de voz activa a pasiva y vice versa, eliminar repeticiones, y otros muchos retoques para producir un documento que no contendrá frases que no suenen naturales ni expresiones literales que ningún inglés nativo diría. En otras palabras, redactaré un documento que es igual de bueno – o incluso mejor – que el original, pero que sigue diciendo exactamente lo mismo. Además, me esmero mucho en la apariencia de mi trabajo, devolviendo un documento profesional que reproduce con fidelidad el formato del original, a la vez que arreglo cualquier falta de uniformidad como espaciado o sangría irregular, de modo que en muchas ocasiones queda mejor que el original. Por eso mis traducciones son las mejores del mercado.

Cada documento recibe una atención detallada más allá de lo que se podría esperar incluso de un corrector de pruebas, y se traduce en un proceso de múltiples etapas:

  • En la primera etapa redacto un primer borrador de la traducción, que suele ser bastante básico y literal, para así obtener una idea general del sentido del documento, saber de qué va, y empezar a descifrar las partes difíciles.

  • En la segunda etapa hago una nueva redacción del primer borrador, mejorando el estilo y a la vez dedicando el tiempo que sea necesario a aquellas partes más difíciles o incluso incomprensibles, que suelen esclarecerse una vez conozco el documento por completo.

  • En la tercera etapa repaso el documento con lupa para asegurarme de que la redacción es la mejor posible y de que para nada suena como una traducción. Busco locuciones o expresiones que no suenan naturales y que, aunque perfectamente correctas a nivel gramatical, jamás un inglés nativo se expresaría así. Los traductores acaban por habituarse a las traducciones literales y empiezan a creer que suenan bien y dejan de darse cuenta de que nadie habla o escribe así, y es por eso que yo dedico tiempo a leer documentos ingleses regularmente, es decir documentos redactados en inglés por abogados ingleses o americanos que reciben mis colegas para traducir al español: esta lectura ayuda a refrescar mis conocimientos del inglés jurídico y sirve de repaso en cómo se expresan los abogados en inglés, además de ser una primera toma de contacto para cualquier terminología nueva que surja.

  • En la cuarta etapa le pido a un colega que lea el documento original en español en voz alta mientras que yo leo mi traducción en silencio. El objeto es asegurarme de que el proceso de mejorar la redacción en inglés no da como resultado un texto que se aleja del sentido original. A veces lo que mejor suena en inglés no es exactamente lo que dijo el autor, y en esta etapa puedo corregir cualquier desviación en que haya incurrido.

  • Finalmente paso el corrector de ortografía y arreglo cualquier problema de formato como saltos de página, numeración automática, o el índice. Sólo en este momento tengo un documento que está listo para devolver al cliente.

 

Un traductor lee un documento con más detenimiento que cualquier corrector de pruebas, porque a diferencia de los correctores de pruebas luego tiene que decir lo mismo otra vez pero en otras palabras. Por 1 céntimo / palabra más, prepararé un informe detallando todos los errores, faltas, omisiones, lagunas, imprecisiones, o incertidumbres que contiene su documento. Si luego decide modificar su documento original en base a mi informe, yo modificaré mi traducción todas las veces que haga falta para que concuerde con su original mejorado, y por medio de un proceso de trabajo en equipo nos aseguraremos de que tanto su documento original como la traducción quedan perfectamente redactados. Reservo el derecho a renunciar a este suplemento si su documento está perfecto o casi perfecto desde el principio, por lo que no le cuesta nada si su documento no lo necesita. Si no solicita este servicio entonces no cuestionaré su documento y me limitaré a traducir lo que pone. La experiencia me ha enseñado que a los abogados atareados no les gusta que se les moleste con preguntas acerca de su redacción, y que les sabe mal que sus subordinados encuentren faltas en su trabajo, incluso cuando su reputación profesional va en ello.

Puntualidad

Hay dos tipos de documento: aquellos que vienen con una fecha límite que impone el cliente (p.ej. “Lo necesito mañana a primera hora”), y aquellos en que el cliente me pregunta cuánto tiempo me costará. En el primer caso, o bien es factible cumplir con la fecha límite o no lo es. Si es factible y me comprometo a hacer la traducción, entonces el cliente puede estar seguro de que lo tendrá a tiempo. He completado más de 3500 traducciones a lo largo de los años y solamente en una ocasión entregué un trabajo con retraso. Fue en julio de 2008 y ese cliente nunca me ha vuelto a enviar nada. Si la fecha límite no es factible, entonces el cliente tendrá que encontrar a otra persona que se lo haga. El hecho de que otra persona lo pueda hacer en el tiempo disponible no quiere decir que yo sea lento. Otra persona dividirá el documento entre dos o más traductores, uno de los cuales puede que esté en Australia para aprovecharse de la diferencia horaria, y esto inevitablemente repercutirá en la calidad y la fiabilidad de la traducción. En el segundo caso, cuando me preguntan cuánto tiempo me costará, siempre ofreceré el mejor tiempo posible, teniendo en cuenta la extensión y la complejidad del documento y mi carga de trabajo en ese momento. Puede que aquellos clientes que me envían trabajo de manera regular y que pagan puntualmente reciban una respuesta más ajustada que aquellos que sólo me llaman cuando tienen una urgencia o que son lentos a la hora de pagar sus facturas.
Las prisas nunca son buenas. Afectan a la calidad e incrementan la posibilidad de que aparezcan errores. Sólo aceptaré trabajos para los que hay un tiempo razonable disponible, y para los que estoy seguro de que puedo cumplir con la fecha de entrega. Nunca compartiré un documento con otro traductor, y nunca subcontrataré si mi carga de trabajo no me permite hacerlo yo mismo. A diferencia de muchas agencias, no suelo cobrar un recargo de urgencia (prefiero simplemente decir que no), pero en circunstancias extremas que requieren dedicación más allá de lo profesionalmente exigible, puede que sólo acepte hacer el trabajo bajo pago de un recargo del 50%.

Tarifas y facturación

Las agencias suelen ser evasivas en cuanto a sus tarifas (porque no quieren que su equipo de traductores sepa el margen con el que trabajan), y prefieren que les envíes un documento para luego preparar un presupuesto a medida. Yo no tengo inconveniente en anunciar mis tarifas: 0,09€ / palabra + IVA. Los trabajos para clientes fuera de España están exentos de IVA. No hay tarifa mínima. Si desea un informe acerca de los errores en su documento original, entonces mi tarifa es de 0,10€ / palabra + IVA. Este servicio adicional se describe más arriba en la sección Calidad. La tarifa se paga en base al número de palabras en el documento original. Si el documento original es un PDF escaneado que no se puede copiar y pegar en Word, la tarifa se calcula en base al número de palabras en el documento final (que siempre viene a ser casi lo mismo). Se agradece el pago de la factura a los 7 días. Pago a los 30 días es lo máximo que considero aceptable, especialmente cuando yo tengo que ajustarme a sus fechas límite.
Si hay cambios en su documento original después de que lo haya traducido y quiere que introduzca esos cambios en la traducción, esto se cobrará a la tarifa normal si los cambios son mayoritariamente la inclusión de texto adicional. Sin embargo, si los cambios constituyen una nueva redacción con texto nuevo aquí y texto eliminado allá y oraciones editadas y cambiadas, entonces ofrezco un precio por horas de 60,00€ + IVA. Si quiere que compruebe y mejore la calidad de una traducción que ha hecho otra persona, mi tarifa es de 0,04€ / palabra + IVA. Si quiere que compruebe y mejore la calidad de un documento que Vd. ha redactado en inglés, mi tarifa es de 0,03€ / palabra + IVA.

La mayoría de las agencias te obligan a pagar por adelantado. Sólo aquellos clientes que envían un flujo de trabajo constante y con los que se ha trabajado muchos años pueden pagar a final de mes. Sin embargo, yo facturo a mis clientes a final de mes para todos los trabajos completados desde la última factura, o para aquellos que lo prefieren, facturo cada trabajo individualmente tan pronto lo entrego. Sé que no voy a cobrar hasta que el cliente no esté totalmente satisfecho.

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Pruébame gratis

Si sois un cliente nuevo, haré una traducción corta (máximo 1000 palabras) gratis para que vea lo que puede esperar. O si prefiere, me puede enviar un documento más largo y descontaré 1000 palabras de su primera factura.

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¿Por qué pagar por un servicio premium?

Los sitios web de las agencias de traducción están llenos de eslóganes vacíos que presumen de “lo que nos distingue de la competencia” o nuestro “minucioso cuidado de los detalles” o que “marcamos el camino a seguir”, todo lo cual te deja con la sensación de que eso ya lo habías oído muchas veces. Te harán creer que prácticas habituales como que un traductor sólo traduzca hacia su lengua materna, o que los trabajos se revisen minuciosamente antes de ser entregados, o que el traductor tenga nociones básicas de su área de especialidad, sólo lo ofrecen ellos y les distingue de sus rivales. También se aprovechan del desconocimiento general de cómo funciona la traducción, haciendo creer que la alta calidad está disponible de forma rápida y barata, y luego añaden los logotipos de empresas multinacionales para hacerte creer que esas conocidas marcas no se fían de nadie más. Pero todas las agencias conocen la misma realidad: la mayoría de los clientes quieren una traducción lo suficientemente buena para salir del paso, entregada lo antes posible y cuanto más barata mejor, y este sector bajo del mercado está bien surtido por dichas agencias. En este entorno, es difícil hacerse hueco para quienes ofrecen traducciones de calidad, pero los clientes exigentes, incluidos aquellos que hablan la lengua en la que necesitan la traducción, no se arriesgan con sus documentos porque las prisas no ahorran tiempo y lo barato sale caro, y por lo tanto siempre eligen un pequeño despacho en el que confían, recomendado boca a boca. Aquí es dónde entro yo. Llevo 20 años entregando un producto de calidad a clientes exigentes que a veces tienen un alto nivel de inglés y que cuestionan cualquier cosa que no les guste, y esperan que yo entienda que necesitan un servicio fiable que no les causará ninguna complicación ni retraso. Un cliente satisfecho es la mejor publicidad, y son los clientes satisfechos los que me han sostenido durante 20 años, 3500 traducciones, y 9 millones de palabras traducidas. Hay pocos traductores que pueden ganarse la vida solamente de la traducción en un mercado feroz, y yo soy uno de esos pocos.

Es fácil reducir costes en la traducción, y por eso hay tantas opciones más baratas que usarme a mí. Hay traductores que cobran en negro y se ahorran los 300€ al mes que pago a la Seguridad Social. Suelen tener otro empleo y sólo traducen en su tiempo libre. Otra manera de ahorrar es trabajar desde casa, y esto sí que lo hago yo. Antes tenía una oficina en Madrid, cerca de la Castellana, con secretaria por las mañanas y tres líneas de teléfono. Eso era antes de la crisis del 2008 cuando sólo tenía una boca que alimentar. Ahora con internet se puede trabajar desde cualquier lugar, y nunca he tenido un cliente a quien le importe desde dónde trabajo. Otra manera de ahorrar es pagando a subordinados menos cualificados para hacer el grueso del trabajo y luego el figura que realmente tiene conocimientos y experiencia simplemente revisa el trabajo antes de que salga y lo cobra como si lo hubiera hecho él. Yo hago todas mis traducciones. Nunca divido documentos grandes y nunca subcontrato. Las herramientas de traducción automática también pueden ayudar a reducir costes. Son programas que combinan un procesador de textos con una memoria de todas las traducciones hechas anteriormente, para así aprovecharse de las coincidencias que puedan existir entre el documento que se traduce ahora y otros documentos ya traducidos, y así ahorrar tiempo y mejorar la uniformidad. Parece un sueño hecho realidad, pero la verdad es que estas herramientas son torpes y lo mismo distraen que ayudan. En Marsden Wirga, por curiosidad, compramos una licencia Trados y la instalamos en uno de nuestros ordenadores y nos turnamos para aprender a usarla. Estuvimos todos de acuerdo en que no merecía la pena, especialmente cuando el documento original era un PDF, y lo abandonamos. Los tiempos cambian, y aunque de normal no utilizo estas herramientas (cada documento lo escribo de cero), algunos clientes exigen su uso para determinados proyectos, p. ej. una Aseguradora cliente mío que constantemente esta escribiendo pólizas nuevas en las que el 90% del documento es lo mismo que la vez anterior, y en este caso uso MemoQ, pero sólo porque el cliente me lo exige explícitamente.

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Darius Grigg

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